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Grabados
de Goya

1793 - 1828

Los grabados de Francisco de Goya, obra a la que se entregó el genial pintor desde 1793 hasta su muerte en 1828, son una fuente muy importante para conocer la personalidad del artista, ya que, al no ser obras de encargo, pudo expresarse con total libertad en las mismas. En esa época Goya ya disfrutaba de una merecida fama como pintor de la corte y pudo dedicarse a plasmar las ideas que surgían de su inquisitiva mente, sin preocuparse por el beneficio económico que aquello pudiera proporcionarle.

Goya nos conduce a situarlo en la órbita de la modernidad por esa necesidad individual de expresar lo que llevaba dentro, al margen de cánones establecidos o circunstancias externas a la creación surgida por iniciativa propia del artista. Por ello pudo experimentar todas las técnicas a su alcance, como aguafuerte, punta seca o aguatinta, que le permitieron mejorar su trabajo como creador.

Las series más importantes de grabados son Los Caprichos, Los Desastres de la Guerra, La Tauromaquia y Los Disparates. Existe una serie previa de grabados llamados Copias de Velázquez, realizados por el artista antes de las ya mencionadas y otra posterior denominada Toros de Burdeos.

La Colección Pedrera- Martínez se complace en poner a disposición de entidades públicas y privadas dos de los más importantes de estas series de grabados, enmarcadas y en perfecto estado para su exposición: Los Desastres de la Guerra y la Tauromaquia.

DATOS DESTACADOS

Los desastres de la guerra

La crisis del Antiguo Régimen culminó en 1808 con el estallido de la guerra de la Independencia. Esta guerra, cruenta y destructora, no sólo fue una guerra de los españoles contra los franceses, sino también fue una auténtica guerra civil, pues los patriotas, es decir, la mayoría del pueblo español, se enfrentó a los afrancesados, que aceptaron al nuevo monarca, José I Bonaparte, impuesto por su hermano Napoleón como rey de España.

Goya fue testigo directo de esa guerra y de sus horrores, que plasmó en imágenes en Los Desastres de la Guerra. La serie la componían ochenta grabados preparados de forma oculta por Goya entre 1810 y 1814, por temor a represalias de los franceses que ocuparon Madrid hasta junio de 1813. Las circunstancias políticas posteriores, con la vuelta del absolutismo tras el regreso en 1814 de Fernando VII impidieron su publicación hasta
1863.

Goya no hizo en Los desastres una exaltación de las hazañas militares, sino que realizó un alegato contra la guerra en general y contra la violencia. Hizo una reflexión amarga, cruda y desencantada sobre el hombre, inmerso en una situación bélica que provoca crueldad, violaciones, devastación, muerte, miseria y hambre. Arremete contra las atrocidades que cometen los dos bandos, franceses y españoles. Goya vivió tan dramática situación y la plasmó en sus grabados como un cronista o reportero gráfico de hoy. Los

Desastres ponen de manifiesto el fracaso de la razón en la que tanto confiaban los ilustrados. Son una crónica del fracaso humano.